La mayoría de Las personas con TDAH son diagnosticadas de niños, pero algunas de ellos no son diagnosticadas hasta llegar a la adolescencia o incluso a etapas posteriores de la vida. Por ello, es normal sentirse abrumado, «bloqueado» o hasta enfadado con un diagnóstico de TDAH «tardío» especialmente si el adolescente ha acumulado a lo largo de su vida escolar, problemas de aprendizaje sin detectar, experiencias negativas de frustración y falta de éxito escolar, recriminaciones constantes de tutores y padres porque es un «vago e inmaduro» que puede aprobar pero no le da gana de estudiar….»
Además, si eres un adolescente con TDAH, es posible que te pasen este tipo de cosas: no te das cuenta de que te estás comportando de una manera diferente a la de los demás; a veces tienes problemas con amigos porque no piensas lo que dices, te enfadas fácilmente, te cuesta adaptarte a sus planes e intereses, tienes ataques de mal genio de repente… e incluso a veces no comprendas por qué la gente se enfada contigo.
Aprender todo lo posible acerca de tu «problema» puede ser de gran ayuda para tí. Cuanto mejor comprendas lo que te pasa, más participación podrás tener en tu propio tratamiento. A continuación verás algunas de las cosas que puedes hacer en la escuela o en tu relación con otras personas:
- Siéntate en la primera fila de la clase para limitar las distracciones.
- Apaga el programa de correo electrónico, el de mensajes instantáneos y tu teléfono cuando estés realizando deberes o estudiando.
- Habla abiertamente con tus profesores acerca de cualquier dificultad que te impida aprender de una manera que te sea útil: poder coger bien los apuntes orales, terminar los exámenes en el tiempo estipulado, leer y entender las preguntas claramente… para que ellos puedan ayudarte.
- Utiliza herramientas que te ayuden a organizarte. Lleva una agenda para tomar nota de cuáles son tus tareas, libros, material que deberás llevar a tu casa para realizarlas. Apunta tu horario, el calendario de exámenes, las fechas de los trabajos a entregar… y todo lo que necesites.
- Evita tomar decisiones «impulsivas» sin la necesaria planificación: si necesitas empezar a estudiar a las 16:30, sabrás que no es una buena idea coger el tuenty o llamar por teléfono a tus amigos a las 16:00. Los hábitos de organización que desarrolles ahora te serán muy útiles en el futuro. Aún las personas que no sufren TDAH descubren que necesitan de ellos cuando comienzan a trabajar; entonces, ¡estarás adelantado!
- Haz mucho ejercicio físico y deporte. Los estudios demuestran que el ejercicio ayuda a las personas con TDAH a canalizar su energía y tensiones de forma positiva.
- Si te sientes presionado y perdido durante la jornada escolar en alguna asignatura o con necesidad de moverte, si has perdido la concentración… habla con tus tutores para tomar pequeños descansos en los que puedas realizar alguna actividad física o recado.
- Practica técnicas de relajación y meditación para relajarte y concentrarte.
- Hazle saber a tus amigos lo que a veces te ocurre si no puedes controlarte: decir cosas sin pensar y después lamentarlo o hacer tonterías de manera impulsiva. Discúlpate si heriste sus sentimientos e intenta tener más cuidado en el futuro.
Si sufres TDAH, es natural que en ocasiones te sientas frustrado o incomprendido. Tal vez parezca que siempre pierdes el rumbo en las tareas; que tienes dificultades para seguir las instrucciones de tus maestros. O quizás tengas problemas para entablar una amistad o llevarte bien con tus padres y hermanos en algunos momentos. Te será de ayuda aprender todo lo posible acerca del TDAH y buscar métodos que te permitan trabajar con todo tu potencial, tanto académica como socialmente. La buena noticia es que los médicos, padres y maestros están constantemente aprendiendo más acerca del TDAH y comprenden mejor los «desafíos» que enfrentan a las personas que lo padecen.