Todos los profesionales ( pediatras, profesores, logopedas,…) que trabajamos con niños estamos de acuerdo en cuáles son los «síntomas» característicos de un retraso del habla antes de los tres años: omisión de la mayoría de consonantes iniciales en las palabras, construcción excesivamente simple o telegráfica de oraciones, etc. Para realizar una intervención adecuada nuestro objetivo inicial es saber cuáles son las causas y realizar un adecuado diagnóstico diferencial.
En algunos casos no existen deficiencias auditivas; la familia estimula y favorece un ambiente comunicativo adecuado, no existen problemas orgánicos que expliquen la aparición de dislalias (problemas de articulación). Sin embargo hay factores o pautas «inadecuadas» como una alimentación basada frecuentemente en biberones o papillas, abuso de chupete o succión de dedo tras la aparición de los primeros dientes que pueden provocar:
- Mala oclusión dental.
- Colocación de la lengua de forma inadecuada o movimientos incorrectos en la deglución o al masticar.
- Dentición deficitaria.
- Deformación en el paladar
- Hipotonía muscular en la lengua, labios y mejillas.
- Deglución atípica : la lengua se interpone entre los incisivos o el niño respira por la boca manteniendo la lengua en la posición baja al deglutir.
Esta dificultad se agudiza aún más cuando comienza la etapa escolar puesto que el lenguaje es una herramienta para insertarse en el mundo tanto social como emocional, además de ser una de las bases fundamentales para la adquisición de aprendizajes básicos.
Bebiendo del biberón, el niño mantiene la boca en un nivel de destreza inmadura. Cuando un niño aprende a beber de una taza, se fortalecen la mandíbula, mejillas, labios y lengua ya que ésta tiene mayor movilidad y los labios adquieren tono y fuerza muscular porque deben atraer el borde de la taza y tirar el líquido dirigiéndolo al centro de la boca.
Cuando un niño tiene bajo tono muscular, rechaza iniciar el uso de la taza porque suele tener la boca parcialmente abierta y bajo control de la mandíbula. Para ayudar al niño a que desarrolle un buen tono muscular, es aconsejable no prolongar el uso del biberón más allá de los dos años de edad ya que los alimentos sólidos ayudan a fortalecer los músculos que intervienen en el habla.
Por todo ello, es importante introducir los sólidos a partir de los dos años de forma gradual si queremos evitar un trastorno en el habla de nuestros pequeños.
Importancia y necesidad del tono muscular en el habla y en otros aspectos:
- Permite una adecuada succión y masticación, necesarias para la alimentación.
- Facilita la emisión de sonidos, base para el desarrollo del habla y el lenguaje.
- Estimula los músculos faciales, permitiendo la realización de gestos y muecas, que son medios para expresar emociones.
- Posibilita la elevación de los párpados y la movilidad de los ojos necesarios para la exploración del entorno y más adelante para la lectura.
- Es indispensable para adquirir las posturas y los movimientos necesarios que llevan al logro de la marcha.
- Permite una evolución adecuada de la lectoescritura.