El cerebro está formado por dos hemisferios simétricos. Cada uno de ellos tiene funciones para las cuales está más especializado, pero ambos trabajan conjuntamente en todas y cada una de nuestras interpretaciones y respuestas.
El hemisferio izquierdo, llamado también «simbólico» o «lógico«, es analítico ya que analiza solo partes y detalles. Es el controlador del lenguaje y del procesamiento secuencial de la información.
El hemisferio derecho, llamado «visual», «postural» u «holístico«, se encarga de procesar la información córporo-espacial, trabaja con imágenes visuales y controla las funciones holísticas (lo considera todo a la vez).
El acto de leer, cuando se realiza con el hemisferio derecho, está basado en técnicas visoespaciales y holísticas, por ejemplo lee palabras enteras o el método «ver-decir». Este es el método de lectura que se utiliza en la etapa de Educación Infantil en el que el niño es capaz de reconocer palabras completas (su nombre y el de los compañeros) y va asociando la grafía de estas palabras a sus sonidos para formar nuevas palabras.
La lectura con el hemisferio izquierdo implica decodificar símbolos individuales (fonemas). Sílabas y palabras a partir de letras y estructuras basadas en la fonética. Esta es la forma “tradicional” de aprender a leer, en la que el niño va interpretando letras que van combinándose para reproducir los diferentes fonemas que forman las palabras.
Hay un momento en el proceso de aprender a leer en que el equilibrio del cerebro pasa de derecha a izquierda, aproximadamente a la edad de 6 ó 7 años.
A esta edad, cuando comienza el aprendizaje de la lectura y la escritura en el colegio, el niño necesita contar con unas coordenadas espaciales y temporales bien definidas y estables; un punto de partida para poder organizar la información sobre el papel de izquierda a derecha; para no confundir «la» con «al», las unidades y las decenas o los conceptos anterior y posterior, añadir o quitar, etc. Cuando fallan estas coordenadas, se produce una tendencia al desorden gráfico y corporal.. Aquí es donde puede aparecer la dislexia.
Las personas disléxicas prefieren métodos de aprendizaje del hemisferio derecho. Cuando escriben o leen tienen dificultad para aplicar técnicas del hemisferio izquierdo.
Un dato curioso recogido en el libro de Sally Goddard «Reflejos, aprendizaje y comportamiento»:
En el lejano oriente, donde el lenguaje escrito se basa en pictogramas, la dislexia raramente existe. Gran parte de la filosofía de oriente está basada también en el pensamiento del hemisferio derecho, por ejemplo, la capacidad de que el futuro, el presente y el pasado coexistan simultáneamente. Cuando soñamos hacemos esto, de manera que sucesos lógicamente desconectados se pueden observar juntos, a través de una representación holística y visio-espacial.
EL ODREN NO IPMOTRA
SGEUN UN ETSDUIO DE UNA UIVENRSDIAD IGNLSEA, NO IPMOTRA EL ODREN EN EL QUE LAS LTEARS ETSAN ERSCIATS, LA UICNA CSOA IPORMTNATE ES QUE LA PMRIREA Y LA UTLIMA LTERA ESETN ECSRITAS EN LA PSIOCION COCRRTEA. EL RSTEO PEUDEN ETSAR TTAOLMNTEE MAL Y AUN A SI PORDAS LERELO SIN POBRLEAMS. ETSO ES PQUORE NO LEMEOS CADA LTERA POR SI MSIMA, SNIO LA PAALBRA EN UN TDOO.
PRESNOAMELNTE ME PREACE ICRNEILBE.
TNATOS AOÑS DE COLGEIO A AL BSAURA?
En este texto vemos una prueba de cómo colaboran los dos hemisferios a la hora de leer en el caso de un buen lector sin problemas de lateralidad y con un Cuerpo Calloso bien desarrollado (recordemos que es éste el que realiza el trasvase de información de un hemisferio al otro). En la lectura de estas palabras desordenadas, el hemisferio izquierdo interpreta las letras y lee propiamente dicho, pero el derecho reconoce las palabras como un todo, como una imagen, por lo que impide que el desorden en las letras entorpezca la lectura.