Cuando escribimos la palabra TDAH en google, numerosas paginas nos aportan información de «lo malo y grave» que es tener TDAH. Además, existen numerosos estudios muy bien realizados de que muchas de las personas con TDAH repiten curso más a menudo, abandonan los estudios o no acceden a estudios superiores, ganan menos dinero, tienen más problemas emocionales, etc. Por otra parte, vivimos en una sociedad en la que los padres estamos bombardeados socialmente con la idea de que si nuestros hijos no son «normales» y no están super-formados a nivel académico, con lo competitiva que es la vida profesional y laboral, no hay sitio para los que son diferentes. Y parece que los TDA forman parte de este grupo

En el otro extremo encontramos posturas que tratan de demostrar que el TDAH es un Don, un privilegio, una ventaja a la larga, porque las personas con TDAH desarrollan grandes cualidades personales y emocionales (esfuerzo, perseverancia, fortaleza de carácter, ambición, deseo de superación…) porque su historia escolar y personal es una historia de lucha. Y se suele reforzar esta idea acompañada de miles de ejemplos de personas famosas y exitosas en distintos ámbitos que son TDA. ¡Qué suerte la suya!

TDAH. ¿Don o maldición?

Tras mi experiencia con niños con TDA y como madre de una hija con diagnóstico de TDA, creo que en el término medio está la virtud. El TDA tiene sus desventajas, para los niños y adolescentes que lo son y para sus familias. Suelen ser niños inteligentes pero con gran dificultad para aprender y que a menudo han sido etiquetados de vagos, inmaduros, revoltosos… y poco aceptados y comprendidos por padres y profesores hasta que se llega a ese diagnóstico. En su historia hay un dolor y un coste emocional pese a que muchos TDA adultos han tenido un final feliz en las esferas profesional y afectiva. Ser feliz en la vida es algo más complejo que ser inteligente, organizado, sistemático, tener muchas carreras o saber idiomas…

Para el final feliz de un TDA es necesario que se junten varias variables:

  • Un diagnóstico adecuado en el momento adecuado para realizar una intervención precoz.
  • La profesionalización de los padres que entiendan y comprendan a sus hijos y los guíen con disciplina y con amor.
  • La profesionalización de los profesores para que entiendan el estilo cognitivo y la forma de aprender de estos alumnos y sepan ver sus «puntos fuertes» y no solo sus déficits o debilidades.
  • Y un 4º punto importante: que la propia persona TDA sepa inventar, descubrir y poseer recursos emocionales, sociales y personales para afrontar sus problemas; que pueda encontrar un camino en el que sus «defectos» sean compensados por sus virtudes..

Las personas con TDAH tienen grandes talentos y virtudes:

  • Son buenos en las relaciones públicas.
  • Son grandes generadores de ideas.
  • Son grandes generadores de ideas..
  • Tienen soluciones ocurrentes para resolver problemas.
  • Tienen gran sentido del humor.
  • Tienen una gran memoria visual y un buen procesamiento en información por imágenes.
  • Pueden hablar de muchas cosas al mismo tiempo.
  • Evolucionan constantemente.
  • Perdonan fácilmente.

Además: Son ambiciosos, apasionados, aventureros, cálidos, colaboradores, compasivos, creativos, curiosos, divertidos, empáticos, espontáneos, extrovertidos, flexibles, graciosos, honestos, imaginativos, ingeniosos, inteligentes, intuitivos, inventivos, leales, optimistas, persistentes, pragmáticos, resistentes, tolerantes, trabajadores, sinceros, valientes, versátiles, visionarios, y sobre todo: «SIEMPRE ESTÁN LLENOS DE ENERGÍA».

Estos talentos y esta energía es su ventaja, es su don. Su futuro puede ser brillante no por su TDA, sino porque pese a su tda, pueden sacar lo que tienen dentro con la ayuda necesaria. En su camino habrá sombras, pero también luces. Pueden llegar a ser lo que deseen.

Después de leer todo Ésto, ¿quién se atrevería a decir que no están cualificados; que sus habilidades no responden a las demandas de la sociedad en la que vivimos?