El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una entidad neurobiológica caracterizada fundamentalmente por inatención, hiperactividad e impulsividad y una prevalencia aproximada del 5%. Al ser una alteración biológica tanto niños como niñas con TDAH presentan estos mismos síntomas. Pero, las revisiones clínicas tienden a demostrar que se diagnostican más chicos con TDAH que chicas con un cociente alrededor de 3:1. Numerosos autores hablan de infra-diagnóstico de niñas y adolescentes mujeres o un diagnóstico a edades más tardías. Además, numerosos estudios señalan que el TDAH afecta de forma diferente a mujeres y hombres:

  • Las niñas suelen presentar fundamentalmente síntomas de inatención, en contraste con los niños donde predominan la hiperactividad-impulsividad y comportamientos disruptivos (oposición, falta de autocontrol).
  • Comparadas con las niñas sin el Trastorno, las muchachas con TDAH tienen más problemas del comportamiento aunque con índices más bajos que en varones.
  • Las muchachas con TDAH presentan asociados a este cuadro diferentes problemas emocionales: niveles más altos de variaciones del humor y ansiedad que las niñas sin TDAH.
  • Sus dificultades cognitivas y de aprendizaje son similares a las de los varones TDAH.

La personalidad de las niñas y adolescentes TDAH suele ser muy «característica»: pueden ser niñas dulces, tranquilas, poco participativas en clase, de buena conducta y a menudo sus profesores dicen de ellas que si se esforzaran un poco más serían capaces de mejorar mucho su rendimiento escolar. Consideran que su comportamiento es adecuado en clase por lo que es fácil que muchos de sus profesores si no las conocen bien, no «sospechen» nunca u observen una posible falta de atención, especialmente si son calladas, responsables y trabajadoras, aspectos compatibles con tener TDAH. En clase, parece que atienden, pero pueden estar mucho rato muy «absortas en su mundo» y sin atender explicaciones sin que sus tutoren se den cuenta. Normalmente, este perfil de chicas oculta a éstos y a sus padres sus «síntomas». En casa, son niñas relajadas, tranquilas y «dispersas« pero intentan mantener a toda costa la exigencia escolar con trabajo y estando tiempo sentadas, pero su rendimiento escolar siempre está por debajo de su potencial cognitivo y del esfuerzo realizado.

No obstante, los diferentes autores describen varios «perfiles» en niñas y adolescentes con TDAH:

  • Modelo tímida, niñas de perfil inatento, el más común. No son activas ni impulsivas. Su inatención en clase puede pasar desapercibida al no querer llamar la atención (les gusta sentarse en las últimas filas de clase). Parecen que escuchan y su pensamiento se encuentra en otro lugar. Terminan sus trabajos en casa si alguien se pone con ellas, necesitando ayuda y supervisión continua de padres y profesores particulares. Evidentemente no crean problemas y son más brillantes de lo que parecen. Este modelo es el más difícil de diagnosticar pero el más común.
  • Modelo hipersociable, combinación de hiperactiva e inatenta; hablará velozmente sobre cualquier cosa. Pueden ser vistas simplemente como altamente sociables, pero su comportamiento le causará algunos problemas con los demás. Pueden saltar de asunto en asunto e interrumpir con frecuencia para ser el centro de la atención. Su charla constante abruma rápidamente al oyente, padre, profesor o compañero. Consecuentemente, puede tener dificultades para retener amigos debido a su inhabilidad para escuchar. En la escuela, distraerá a los compañeros y tendrá dificultades para centrarse en las lecciones.
  • Modelo Hiperactiva. Es el más fácil de diagnosticar al semejarse al tradicional de un niño con TDAH. Exhiben, por ejemplo hiperactividad, impulsividad, y comportamientos de riesgo y peligro.
  • La niña cambiante, combinación de inatenta e impulsiva. Es el menos común siendo la frustración y cierta inflexibilidad su característica principal. Etiquetan a estas muchachas a menudo de disfóricas. Nunca están contentas y tiene explosiones de mal genio o cambios de humor, con tendencia a la ansiedad.

Lo que sí es común a todos estos perfiles es que presentan falta de atención, bajo rendimiento escolar, dificultades de organización y planificación… junto con rasgos de depresión, ansiedad, trastornos del humor, etc. Estos aspectos emocionales asociados a menudo son diferentes de los considerados en los varones con TDAH y complican el cuadro y un posible diagnóstico de TDA. El resultado final de este INFRA-DIAGNÖSTICO ha ocasionado que generaciones de mujeres nunca fueran diagnosticadas (son buenas, trabajadoras, perseverantes… pero dispersas) y sufriesen las consecuencias a nivel personal, familiar y social. De nuevo, volvemos a la importancia de un diagnóstico temprano.