El TDAH está definido en el DSM-V como una entidad asociada a una alteración del neurodesarrollo. La característica principal para el diagnóstico es la falta de atención que puede ir asociada a hiperactividad e Impulsividad pero no en todos los casos. Se ha de observar en el medio familiar y escolar. Por esta razón, las diferencias entre niños y adolescentes con diagnóstico de TDAH son muy amplias y en vez de hablar de TDAH, debemos hablar deindividuos con TDAH dada la gran diversidad de «perfiles» en el ámbito cognitivo, emocional, conductual y social

Lo que si une a todos ellos, es que los «síntomas» descritos pueden causar un impacto significativo en las actividades académicas, familiares y sociales de los niños y adolescentes afectados. De hecho, muchos estudios confirman que estos niños no suelen alcanzar su pleno rendimiento académico, repiten curso más a menudo y tienen más problemas emocionales y sociales que sus compañeros. Además, el TDAH suele ir asociado a la presencia de Dificultades de aprendizaje: dislexia (dificultades de lectoescritura), baja comprensión lectora, retraso psicomotor, deficiente ortografía y expresión escrita, problemas en el razonamiento lógico matemático….que explican el bajo rendimiento académico e incluso el posible fracaso escolar pese a ser niños con una adecuada capacidad intelectual (incluso muy alta o superior a la media).

El TDAH no es por tanto un problema de capacidad cognitiva, motivación o esfuerzo. No son niños ni adolescentes «inmaduros», desmotivados, vagos o perezosos, maleducados….etiquetas muy comunes que se les «aplican» a menudo como causas de su bajo rendimiento escolar y su actitud negativa ante el estudio o a hacer las tareas escolares así como a los frecuentes despistes que cometen involuntariamente en su día a día escolar (olvidar rellenar la agenda, libros y material escolar, entregar trabajos y hasta las fechas de los exámenes o controles).Por supuesto que en ocasiones estos niños se muestran con una actitud de pereza y desmotivación escolar pero como resultado de frecuentes situaciones y experiencias de fracaso acumulado que han acabado generando en ellos sentimientos de baja competencia académica y escolar, siendo estas «respuestas» de evitación su salida a una frustración emocional y a una baja autoestima («no puedo hacerlo; soy tonto; haga lo que haga siempre me equivoco; todo me sale mal…»).

En la actualidad, el nuevo modelo explicativo del TDAH trata de asociar las tres dimensiones del comportamiento (falta de atención, Hiperactividad e Impulsividad) con las llamadas FUNCIONES EJECUTIVAS (F. E) .Numerosos investigadores consideran que la característica principal del TDAH es la Deficiencia en funciones ejecutivas (DFE) y el pronóstico escolar de un niño con TDAH estaría en función del grado de deficiencia de éstas

Las FUNCIONES EJECUTIVAS son actividades o procesos mentales complejos necesarios para PLANIFICAR, ORGANIZAR, GUIAR, REVISAR, REGULAR Y EVALUAR cualquier comportamiento (Cognitivo, social y emocional) y conseguir alcanzar una META. Se desarrollan desde el 1er año de vida hasta la adolescencia. Implican: NO responder a estímulos distractores o más atractivos, inhibir impulsos mediante instrucciones verbales y autoinstrucciones, organizar solo tareas escolares sin necesidad de control o guía externo, superar los posibles obstáculos que se encuentren en su ejecución para conseguir éxito.., es decir, todo lo que no saben hacer muchos niños y adolescentes con TDAH.

Por ello, No es un problema de capacidad o motivación, sino un Trastorno de Ejecución y deficiente adquisición de Estrategias Cognitivas para la resolución de tareas

El pronóstico y evolución positiva de cualquier niño con TDAH se basa en la realización de un DIAGNÓSTICO PSICOPEDAGÓGICO que no esté basado únicamente en los Criterios «clínicos» del DSM-V, sino en la obtención de un perfil Cognitivo del sujeto basado en el desarrollo de las Funciones Ejecutivas: Memoria, Inhibición de impulsos, Razonamiento, Atención continua y selectiva, organización perceptiva, Estilo de aprendizaje… además de su potencial cognitivo La evaluación o diagnóstico consiste en la aplicación de diversas pruebas de tipo psicométrico y neuropsicológico que nos ofrecen información sobre estos aspectos para poder así orientar cualquier intervención psicoeducativa cuando se confirma dicho diagnóstico. El profesional que realiza esta valoración es un neuropsicólogo o psicopedagogo.

El diagnóstico de TDAH es multidisciplinar ya que requiere también la intervención de un neuropediatra para confirmar la presencia de este cuadro teniendo en cuenta la valoración neuropsicológica, cuestionarios realizados por padres y profesores así como la historia evolutiva de desarrollo del niño en los diferentes ámbitos, historial escolar, etc. Este profesional es el que decide la posibilidad de realizar abordaje farmacológico si lo estima necesario para mejorar la capacidad atencional del niño.

Un diagnóstico «a tiempo» es el mejor pronóstico para una evolución positiva ya que nos permite realizar una intervención global que implica:

  • Apoyo psicoeducativo: aprendizaje de Estrategias Cognitivas para mejorar el rendimiento escolar y superar las dificultades de aprendizaje.
  • Apoyo a los padres para que conozcan y comprendan a sus hijos y sepan cómo ayudarles a nivel académico, personal y emocional. • Coordinación con el medio escolar ( profesores) para establecer las pautas educativas y metodológicas necesarias para una adaptación escolar positiva de estos alumnos.
  • Apoyo emocional y psicoterapeútico en caso necesario para abordar aspectos emocionales: baja autoestima, desarrollo de Habilidades Sociales, etc.

Por tanto, es importante conocer y comprender qué es el TDAH para conseguir el mayor bienestar emocional y social de los niños y adolescentes con este diagnóstico y prevenir su fracaso escolar. Conocer y comprender para intervenir correctamente.